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Consecuencias no planeadas: Los impactos de los contaminantes en las aves

Por Megan Mosby, directora ejecutiva de Liberty Wildlife

Para los rehabilitadores de vida silvestre, el envenenamiento por plomo y la exposición a los rodenticidas anticoagulantes se han convertido en diagnósticos muy comunes para los pacientes, en especial las aves rapaces. Estos contaminantes están presentes en la cadena alimenticia y en los ecosistemas, conduciendo a impactos generalizados. Como si la vida no fuera lo suficientemente difícil para nuestros vecinos emplumados y alados, existe otra capa de dificultades… dificultades en la forma de contaminantes ambientales. En la rehabilitación de vida silvestre vemos número de problemas ocasionados por los humanos incluyendo choques contra autos, choques eléctricos, ataques de gatos o perros y la destrucción del hábitat, por nombrar algunos. Incluso si no son intencionales, estos impactos son más que nada evitables. Sin embargo, algunos de los más alarmantes son aquellos que se añaden de manera intencional al medio ambiente, como los contaminantes que resultan de los impactos secundarios de las balas de plomo, así como los venenos rodenticidas diseñados para eliminar las “plagas”. El problema es que existen consecuencias no planeadas de ambos.

Liberty Wildlife es una organización sin fines de lucro en Phoenix, Arizona dedicada a la rehabilitación de la vida silvestre, la educación ambiental y los servicios de conservación para la comunidad. Las especies de aves, incluyendo a las rapaces y a los halcones, conforman una mayor parte de los pacientes en necesidad de rehabilitación. Posiblemente la consecuencia no planeada más difícil de ver y tratar es el envenenamiento por plomo. El plomo no es bueno para ningún organismo viviente, incluyendo a los humanos. Básicamente, tiene un impacto en las glóbulos rojos que conduce a daños en los riñones, el hígado y el sistema neurológico. En las aves, pueden quedar paralizados el tracto gastrointestinal, las patas y el buche. Incluso con aves que se atascan de comida, el buche no permite procesar el alimento y el ave se muere de hambre, ¡con el buche lleno!

Dr. Orr and staff examine an injured CA Condor (photo courtesy of Liberty Wildlife).
La Dra. Orr y el personal examinan a un cóndor californiano lastimado (foto cortesía de Liberty Wildlife).

En 1992 se prohibieron las municiones de plomo que se usan para cazar aves acuáticas debido, en gran medida, a los impactos en la salud humana y la disminución en la población de aves acuáticas. Sin embargo, todavía se usan comúnmente en la caza de otras especies, así como también, en el equipo de pesca. El plomo contamina de varias maneras. Las balas de plomo se fragmentan con el tiro y se dispersan en la carne que la gente consume, ocasionando riesgos para la salud. Las aves y otros animales se envenenan cuando hurgan los animales muertos que contienen fragmentos de balas. También ingieren de manera accidental los pellets de plomo de los tiros que comúnmente se encuentran en los terrenos de caza, en los montones de tripas, o consumen el aparejo de pesca de plomo perdido en lagos, estanques y ríos.

Tristemente, sólo se necesita un pequeño trozo de plomo para ocasionar un grave daño o fatalidad en las aves tan grandes como el cóndor californiano. El envenenamiento por plomo fue uno de los factores de gran importancia que condujeron a la casi extinción del cóndor californiano y sigue siendo una de las principales amenazas en su recuperación. Los biólogos del cóndor inicialmente descubrieron que el plomo era el culpable cuando vieron a un cóndor morir en la naturaleza. Pudieron recuperar su cuerpo para investigar la causa de muerte. Descubrieron que el ave murió de envenenamiento por plomo. Al atar cabos, se dieron cuenta que la mayor mortalidad del cóndor sucedía durante la temporada de caza y justo después de ésta. Los cazadores sin darse cuenta y usando tiros de plomo, dejaban los montones de tripas después de haber limpiado sus animales. Los cóndores, haciendo lo que ellos hacen, ingerían los restos incluyendo los pedazos de plomo. Aumentando el problema, estudios adicionales revelaron que la contaminación con plomo puede transmitirse de adulto al huevo, y a la larga puede ocasionar la mortalidad de los pollos.

Un estudio principal, realizado en Liberty Wildlife indicó que cada ave rapaz analizada durante un período de 6 meses tenía cierto nivel de plomo presente en la sangre… cada gavilán, zopilote y águila. No todos los niveles eran tóxicos, pero el plomo estuvo presente en cada uno de ellos. Liberty Wildlife ha sido el lugar preferido para los cóndores en Arizona que sufren de cantidades debilitantes de toxicidad por plomo, en especial cuando empieza el estasis del buche. Tratamos a estas aves contaminadas a través de la terapia de quelación, un proceso en el que se usan medicamentos especiales (en este caso EDTA cálcico) para ligarse al metal (plomo) en la sangre. Una vez que el medicamento se liga al metal, el cuerpo lo elimina a través de la excreción de desechos. En su mayoría resulta exitoso, pero pueden tardar semanas o meses y no sin sus propios riesgos. No sabemos cuántas veces podemos quelatar a un ave sin tener impactos negativos o bien, sin impactos.

 This young Great Horned Owl and sibling were admitted for anticoagulant rodenticide poisoning (photo courtesy of Liberty Wildlife).
Este juvenil de búho cornudo y su hermano fueron admitidos para tratamiento de envenenamiento por rodenticida anticoagulante (foto cortesía de Liberty Wildlife).

Las organizaciones como The Peregrine Fund han logrado grandes esfuerzos en acercarse y educar a la comunidad de caza sobre los impactos negativos del uso de municiones con plomo. Cambiar a una munición alterna como el cobre o el acero puede lograr una diferencia enorme en la salud a la larga de la población de cóndor californiano en peligro de extinción, al igual que en otras aves.

Anticoagulant rodenticide poisoning manifests itself in massive bruising and hemorrhaging in all areas of the body (photo courtesy of Liberty Wildlife).
El envenenamiento por rodenticida anticoagulante se manifiesta como moretones grandes y hemorragia en todas las áreas del cuerpo (foto cortesía de Liberty Wildlife).

Desde el punto de vista de rehabilitación, otro contaminante destacado con el que tratamos es el rodenticida. Existen muchos problemas de ética con el uso de los rodenticidas debido a que son asesinos lentos y dolorosos. La premisa es que el animal que ingiere el veneno experimenta un bloqueo en el ciclo de la vitamina K. En otras palabras, la sangre no coagula y el animal se desangra. Pasan por letargo, dificultad para respirar y una gran cantidad de dolor y malestar durante muchos días, convirtiéndolos en presa fácil para un perro, un gato o un ave rapaz. Sin darse cuenta, el depredador ingiere el rodenticida y puede sufrir los mismos síntomas crueles y debilitantes que a menudo conducen a la muerte. Sin saberlo, un pollo de búho alimentado por sus padres con una rata envenenada se desangra lentamente y muere sin dejar el nido. La ironía del cazador de ratas natural siendo presa de una rata envenenada con rodenticida no es fácil de aceptar. Mientras que se han prohibido muchos de estos venenos en ciertas formas o para uso personal, siguen estando disponibles para muchas empresas de control de plagas y en entornos agrícolas.

Los esfuerzos por limpiar el medio ambiente para las necesidades de las aves silvestres necesita ser un esfuerzo continuo. Los rodenticidas y el plomo tendrían que (o deben de) eliminarse cuando sea posible. Para conocer más sobre la rehabilitación de vida silvestre y nuestro trabajo de conservación, favor de visitar Liberty Wildlife.