En el número de junio de 1973 de American Birds, Roland Clement, el entonces vicepresidente de Biología en la Sociedad Nacional Audubon, hizo un llamado urgente a los ornitólogos a estudiar y reportar los hábitats de las aves en el árido occidente. En ese momento, se sabía poco de dichos hábitats, los cuales se enfrentaban a una creciente presión por la extracción de agua y otros esquemas dirigidos económicamente.
“Si los ornitólogos de campo, durante varias temporadas, pudieran reportar sobre la vegetación y los hábitats que usan las aves migratorias – para alimento, posarse, etc. – esto podría brindar contribuciones importantes a la defensa de dichos hábitats contra los intereses dirigidos económicamente”, escribió después de reunirse con administradores de vida silvestre de la Oficina de Administración de las Tierras, quienes necesitaban información urgentemente sobre los hábitats en tierras áridas.
El llamado de Clement no se quedó sin contestar. Desde que se publicó el artículo, los ornitólogos han estado trabajando arduamente para monitorear y conservar estos importantes hábitats para las aves. Aunque se han logrado avances importantes, las regiones áridas del occidente todavía se encuentran entre los ecosistemas más amenazadas en Norteamérica.
Según el reporte del Estado de conservación de las aves de Norteamérica 2016, muchas especies de aves en los hábitats de tierras áridas están disminuyendo abruptamente, incluyendo aves costeras migratorias y demás especies que viajan desde las grandes llanuras hasta los pastizales chihuahuenses de México. Estas especies han perdido, en promedio, casi el 70% de sus poblaciones continentales desde 1970.
De las 64 especies de tierras áridas en el reporte, el 28% son de gran preocupación para la conservación y se encuentran en peligro de extinción sin una acción importante. Algunas de las aves en la lista de vigilancia que pueden encontrarse en la región del SJV incluyen: al zumbador de Allen (Selasphorus sasin), cuitlacoche pico corto (Toxostoma bendirei), perlita sinaloense (Polioptila nigriceps), vireo gorra negra (Vireo atricapilla), gorrión barba negra (Spizella atrogularis), cóndor de California (Gymnogyps californianus) y cuitlacoche californiano (Toxostoma redivivum).
Los ornitólogos en la región del SJV también le están prestando atención al llamado de Clement. En los últimos años, el SJV ha trabajado de manera cooperativa con la Oficina de Administración de las Tierras (BLM, por sus sigles en ingles) y otros socios en el monitoreo coordinado de aves en los hábitats de tierras áridas en Arizona a través del Programa de Monitoreo Coordinado de Aves de Arizona. El programa es un esfuerzo de monitoreo de aves estatal que afecta a casi cata tipo de hábitat en Arizona, incluyendo pastizales áridos, desiertos y matorrales. Esta primavera y verano el programa monitoreará a las aves en reproducción en los pastizales del centro y sureste de Arizona, con la meta de entender mejor las condiciones de varias especies de interés, incluyendo al pradero tortilla con chile (Sturnella magna) , el gorrión chapulín (Ammodramus savannarum) y la codorniz escamosa (Callipepla squamata). Este esfuerzo de monitoreo, financiado en colaboración con SJV, BLM y Departamente de Caza y Pesca del Estado de Arizona, está generando información valiosa necesaria para manejar y conservar más eficazmente las poblaciones de aves a lo largo de la región.
Gracias a los esfuerzos como el Programa de Monitoreo Coordinado de Aves de Arizona, el conocimiento colectivo y el entendimiento de los hábitats en tierras áridas en el occidente ha crecido de manera exponencial desde que Robert Clement lanzó su llamado urgente. El SJV está comprometido a continuar ampliando este campo de conocimiento ahora y a futuro.
Agradecimientos
Gracias a Dave Mehlman por alertarnos al artículo de 1973 y a Edwin Juárez por contribuir a este artículo.
*El foto del título: Valle de San Rafael en el sur de Arizona. Foto de Janet Ruth.