por Debbie Slobe
Despertamos antes del amanecer y conducimos a través de la oscuridad hacia La Palma—un pueblo pequeño en las afueras de San Blas. Más allá de La Palma, subimos por una terracería que nos llevó a la selva – el mismo camino, el “Camino Real”, que hace muchos años servía de ruta principal entre la Ciudad de México y San Blas. Nos salimos del auto – mi esposo Brian, Toño (nuestro compañero de aves del día), Maya, nuestra hija de 4 años y medio y yo. Aunque era mi primer Conteo Navideño de Aves, algo me decía que ya había estado aquí antes. Y entonces me cayó el veinte. Exactamente hace cinco años, estaba observando aves en el mismo lugar con Luis Morales, un observador experto del Observatorio de Aves San Pancho. Entonces tenía 6 meses de embarazo. Y ahora estábamos aquí, en el mismo lugar, observando aves juntas por primera vez.
Nuestro lugar esa mañana – La Bajada – era una de las 24 secciones diferentes del Conteo Navideño de Aves de San Blas, minuciosamente organizado por Mark Stackhouse. Mark es un veterano de la observación de aves y guía que se mudó a San Blas desde Salt Lake City en el 2007. Describir a Mark como un ávido observador de aves es quedarse corto. Empezó a observar aves antes de aprender a leer. Cuando apenas tenía 16 años, guio su primer viaje profesional de observación de aves en el ahora famoso Pantano Magee en Oak Harbor, Ohio. Desde entonces, ha sido guía por todo el occidente de EEUU, México, Centro y Sudamérica. Actualmente tiene el récord para el mayor número de especies de aves censadas en un período de 24 horas en México (273). Durante el conteo navideño del año pasado en San Blas, su equipo de menos de dos docenas de observadores, compuesto por una mezcolanza de gente, obtuvo el 10mo lugar en el mundo en número total de especies censadas (285), y acumuló el segundo puesto en el censo de especies en la historia de 43 años del Conteo Navideño de Aves de San Blas (el primer puesto fue en 1983, cuando un equipo de 50 observadores expertos de EEUU encontró 292 especies).
Mark había formado otra pandilla de expertos (y novatos, si cuentas a mi familia) observadores de aves para el conteo de este año: estaba la Joven Observadora del Año 2015 de la Asociación Norteamericana de Observación de Aves, Dessi Sieburth de 14 años, Logan Kahle, estudiante de biología de la Universidad de Cornell, John Sterling, uno de los miembros originales del equipo de San Blas en 1983 y varios observadores mexicanos de la localidad, incluyendo nuestro compañero, José Antonio Robles (Toño), originario de San Blas, ávido observador de aves y estudiante de ecoturismo en Tepic, la capital de Nayarit. En general, éramos 22 – la mitad de EEUU y Canadá y la mitad de México – preparados y listos, esperando ver las más de 300 especies que viven en un radio de 15 millas alrededor de San Blas.
San Blas es uno de los sitios más famosos para observar aves en todo México y quizá en Norteamérica. Es un lugar de clase mundial porque hay tantos diferentes tipos de hábitat en un área de menor tamaño: mar abierto, playas, humedales de agua dulce, humedales de agua salada, manglares pantanosos, selvas de tierras bajas, campos agrícolas, huertos, bosques tropicales, hábitats ribereños, entre otros. “Si conoces de aves, sabes de San Blas”, dijo Stackhouse. También da la casualidad de que San Blas se encuentra entre las muchas áreas importantes de aves dentro de los límites del SJV en el noroeste de México.
Fiel a su reputación, San Blas no nos decepcionó en cuanto a la diversidad y número de especies de aves que encontramos durante el Conteo Navideño de Aves. Nuestro pequeño equipo encontró 62 especies durante las 4 horas de observación en La Bajada y en el camino cercano de La Palma a Tecuitata, incluyendo al reservado chivirín sinaloense (Thryophilus sinaloa), al endémico rascador nuca canela (Melozone kieneri), al casi nunca observado vencejo collar blanco (Streptoprocne zonaris), y al búho blanquinegro (Strix nigrolineata)– el primero de Toño. Mis favoritos fueron el trogón elegante (Trogon elegans), el colibrí canela (Amazilia rutila), la titira enmascarada (Tityra semifasciata) y el colibrí barba negra (Archilochus alexandri). En total, los equipos de San Blas para el Conteo Navideño de Aves encontraron 283 especies de aves. Hubo seis especies de búhos, incluyendo al reservado tecolote sapo (Megascops vermiculatus), descubierto en un lugar y hábitat nuevo para el área de San Blas. Esta nueva información sugiere que dicha ave podría ser mucho más abundante de lo que se pensaba, recalcando el valor de los Conteos Navideños de Aves como el proyecto de ciencia ciudadana más grande y de mayor duración en todo el mundo.
En cuanto a Maya, estuvo más interesada en las flores y en las mariposas – cosas que fácilmente podía ver y apreciar dada su capacidad de concentración a los cuatro años. Mi esperanza es que también quiera y aprecie a las aves, y quizá algún día, también se convierta en Joven Observadora de la ABA y ayude a Mark a romper el récord de San Blas. Va bien encaminada.